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Política: Alberto Fernández asume en un país en crisis

Tendrá que lidiar con la recesión, el desempleo y la pobreza en aumento. También hay salarios deprimidos e inflación récord. Llega al poder de la mano de Cristina Kirchner, su exjefa, amiga, enemiga y finalmente mentora, cuyo protagonismo será alto.

Este martes, desde las 12 del mediodía, asume el 43° presidente constitucional de la Argentina, de los 53 que tuvo el país en dos siglos de historia. Es Alberto Fernández, un abogado de 60 años y con más de treinta de carrera política, quien sucederá al saliente Mauricio Macri.
Egresado de la Universidad de Buenos Aires en 1983, Fernández trabajó como conjuez del juzgado federal de San Isidro, en Buenos Aires, e inició su carrera política como líder del ala juvenil del Partido Nacionalista Constitucional.
En los años de gobierno del radical Raúl Alfonsín, fue subdirector general de Asuntos Jurídicos del ministerio de Economía. Y entre 1989 y 1995, superintendente de Seguros de la Nación.
Entre 1996 y 1999 se desempeñó como funcionario del gobierno bonaerense de Eduardo Duhalde. La crisis de principios de siglo lo encontró primero como legislador porteño por el partido de Domingo Cavallo y luego como uno de los creadores del Grupo Calafate, un think tank que elaboró la estrategia para llevar a Néstor Kirchner al poder en 2003.
Fernández fue el inseparable jefe de Gabinete de Kirchner y continuó en el cargo en la presidencia de Cristina Fernández. Estuvo ocho meses: el 23 de julio presentó su renuncia, una semana después de que el Congreso diera un revés político histórico al gobierno en el marco del conflicto con el campo por las retenciones móviles.

Un nuevo camino
Fernández era profesor de Derecho Penal en la Universidad de Buenos Aires (UBA). Estaba colaborando en la reunificación del peronismo y soñaba con ir de embajador a España cuando asumiera el nuevo Gobierno impulsado por el PJ y el kirchnerismo. Estaba confiado.
Pero la vida de quien también es guitarrista, adicto al jugo de pomelo y divorciado desde 2005 cambió en la mañana del 18 de mayo último. Tras hablar con él, Cristina Kirchner publicó un video en redes sociales en el que comunicó dos decisiones que reconfiguraron la política nacional.
En primer lugar, dijo que se corría de la carrera presidencial. Y luego afirmó que el candidato sería Alberto Fernández, su ex jefe de Gabinete con el que estuvo peleada y distancia durante una década, entre 2008 y 2018.
En punto de partida
El nuevo Gobierno asume en un país en recesión desde hace un año y medio. La deuda está al borde del default. Y hay un cepo cambiario que no permite comprar más de 200 dólares, después de una suba del tipo de cambio del 541% (oficial) y 368% (blue) en cuatro años.
La inflación anual es del 55% y la pobreza, según la Universidad Católica Argentina, fue del 40,8% en el tercer trimestre y cerrará el 2019 más arriba. El desempleo roza el 12% y los salarios son 18% menores en pesos y la mitad en dólares. en términos reales, que a finales de 2015. La presión impositiva alcanza el 40%, tras haber caído tres puntos.

Ante esas y muchas variables, Fernández deberá poner en marcha el plan económico que diseñó junto a sus ministros de Economía, Martín Guzmán, y de Desarrollo Productivo, Matías Kulfas, además de quien será su vicejefa de Gabinete, Cecilia Todesca.
Dependerá de ellos lograr la estabilización de la economía para ponerla en condiciones de crecer. La depresión en la demanda de dinero es una oportunidad: un alza por mayor actividad económica posibilitaría una menor tasa de inflación, siempre y cuando, se reestablezca la confianza y mejoren las expectativas a futuro.

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