La Toma: Juzgan a un hombre por incitar a un adolescente a prostituirse
El imputado enfrenta un pedido de pena a 11 años de cárcel pero llegó al debate libre. La víctima tenía 15 años.
El caso salió a la luz gracias a la curiosidad de un joven, quien, extrañado por ciertas actitudes de su hermano menor, decidió indagar qué le sucedía. Así llegó a una conversación entre la víctima, quien entonces tenía 15 años, y un vecino de 59, quien le ofrecía distintas sumas de dinero a cambio de sexo. El hecho fue denunciado en septiembre de 2018 y el acusado comenzó a ser juzgado este lunes por promoción y facilitación de la prostitución de un menor, con un pedido de pena a 11 años de cárcel.
En la actualidad, el acusado, de apellido Castro, tiene 62 años. Fue procesado por el delito por el que llegó a juicio a fines de febrero de 2021, pero no con prisión preventiva, por lo que llegó al debate en libertad.
Según surgió de la investigación, hace cinco años un hermano mayor de la víctima decidió indagar el motivo por el que el joven siempre tenía dinero y otros bienes que no podía justificar, así que circunstancialmente accedió al perfil de Facebook del adolescente e indagó en las conversaciones con Castro, que según las pericias informáticas habrían comenzado en enero de 2017.
Al comienzo, el chico había tenido una relación laboral con el imputado, quien lo contrataba a él y a otros jóvenes para realizar reparaciones en su vivienda en la localidad de La Toma. Sin otras labores que ofrecerle, el hombre comenzó a virar las conversaciones por la red social a la temática sexual hasta hacerle propuestas concretas para mantener relaciones.
El hermano mayor hizo y guardó en un pendrive capturas de todo el hilo de la charla, y le contó todo a su madre, quien realizó la denuncia el 14 de septiembre de 2018. Ayer, ese chico reconstruyó el relato ante los jueces Hugo Saá Petrino, Fernando de Viana y Adriana Lucero Alfonso. También lo hizo su madre, la primera en declarar.
Los magistrados también escucharon los testimonios del efectivo policial que instruyó el caso y de la psicóloga Silvina Fernández Grimberg, miembro del cuerpo profesional forense del Poder Judicial, quien realizó tanto la entrevista en Cámara Gesell a la víctima como el informe posterior.
El hecho fue descubierto por un hermano de la víctima, quien reunió las pruebas para denunciar.
Luego de que las partes vieran el registro fílmico de la pericia, la profesional consideró ante el tribunal que el relato tiene una credibilidad narrativa suficiente y, a su entender, falta de fabulación. No obstante, remarcó la reticencia del chico a ser entrevistado y la falta de detalles de las situaciones que vivió, que, según consta en el expediente, habrían sido reiteradas.
Para la fiscal María del Valle Durán, quien redactó la requisitoria fiscal para la elevación a juicio, Castro “utilizó medios digitales para contactar al menor de edad y posteriormente le ofreció dinero en efectivo y cargas virtuales de teléfono para realizar actos de contenido sexual, los que luego se materializaron en varias oportunidades”; “… se tiene presente que a esa edad tan temprana el ofrecimiento de dinero por un adulto puede considerarse suficientemente influyente sobre la voluntad del menor para determinarlo a realizar el acto de prostitución solicitado, estimulando su dedicación a dicha actividad”.
La segunda audiencia del debate se celebrará el jueves, con la posibilidad de alegatos y veredicto. Antes, los jueces tienen previsto escuchar a uno de los últimos testigos que fue citado para ayer y no se presentó. Esa persona, vecina del imputado, había declarado en la instrucción del caso que el domicilio de Castro era frecuentado por adolescentes y chicos.
El caso salió a la luz gracias a la curiosidad de un joven, quien, extrañado por ciertas actitudes de su hermano menor, decidió indagar qué le sucedía. Así llegó a una conversación entre la víctima, quien entonces tenía 15 años, y un vecino de 59, quien le ofrecía distintas sumas de dinero a cambio de sexo. El hecho fue denunciado en septiembre de 2018 y el acusado comenzó a ser juzgado este lunes por promoción y facilitación de la prostitución de un menor, con un pedido de pena a 11 años de cárcel.
En la actualidad, el acusado, de apellido Castro, tiene 62 años. Fue procesado por el delito por el que llegó a juicio a fines de febrero de 2021, pero no con prisión preventiva, por lo que llegó al debate en libertad.
Según surgió de la investigación, hace cinco años un hermano mayor de la víctima decidió indagar el motivo por el que el joven siempre tenía dinero y otros bienes que no podía justificar, así que circunstancialmente accedió al perfil de Facebook del adolescente e indagó en las conversaciones con Castro, que según las pericias informáticas habrían comenzado en enero de 2017.
Al comienzo, el chico había tenido una relación laboral con el imputado, quien lo contrataba a él y a otros jóvenes para realizar reparaciones en su vivienda en la localidad de La Toma. Sin otras labores que ofrecerle, el hombre comenzó a virar las conversaciones por la red social a la temática sexual hasta hacerle propuestas concretas para mantener relaciones.
El hermano mayor hizo y guardó en un pendrive capturas de todo el hilo de la charla, y le contó todo a su madre, quien realizó la denuncia el 14 de septiembre de 2018. Ayer, ese chico reconstruyó el relato ante los jueces Hugo Saá Petrino, Fernando de Viana y Adriana Lucero Alfonso. También lo hizo su madre, la primera en declarar.
Los magistrados también escucharon los testimonios del efectivo policial que instruyó el caso y de la psicóloga Silvina Fernández Grimberg, miembro del cuerpo profesional forense del Poder Judicial, quien realizó tanto la entrevista en Cámara Gesell a la víctima como el informe posterior.
El hecho fue descubierto por un hermano de la víctima, quien reunió las pruebas para denunciar.
Luego de que las partes vieran el registro fílmico de la pericia, la profesional consideró ante el tribunal que el relato tiene una credibilidad narrativa suficiente y, a su entender, falta de fabulación. No obstante, remarcó la reticencia del chico a ser entrevistado y la falta de detalles de las situaciones que vivió, que, según consta en el expediente, habrían sido reiteradas.
Para la fiscal María del Valle Durán, quien redactó la requisitoria fiscal para la elevación a juicio, Castro “utilizó medios digitales para contactar al menor de edad y posteriormente le ofreció dinero en efectivo y cargas virtuales de teléfono para realizar actos de contenido sexual, los que luego se materializaron en varias oportunidades”; “… se tiene presente que a esa edad tan temprana el ofrecimiento de dinero por un adulto puede considerarse suficientemente influyente sobre la voluntad del menor para determinarlo a realizar el acto de prostitución solicitado, estimulando su dedicación a dicha actividad”.
La segunda audiencia del debate se celebrará el jueves, con la posibilidad de alegatos y veredicto. Antes, los jueces tienen previsto escuchar a uno de los últimos testigos que fue citado para ayer y no se presentó. Esa persona, vecina del imputado, había declarado en la instrucción del caso que el domicilio de Castro era frecuentado por adolescentes y chicos.
Realiza un comentario