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Traslasierra: “Mi abusador está libre, es mi tío, tengo miedo y la causa lleva 11 años parada”

 El relato de una mujer, de 36 años, que insiste con que se investigue lo que padeció hace casi tres décadas. En Tribunales niegan que la causa se haya “perdido” y apuntan que ahora puede reactivarse.

Lucía Bártoli (36), vecina de Las Rabonas, en el valle de Traslasierra, decidió hace unos días terminar con su silencio de casi tres décadas.

Salió públicamente a contar que su tío abusó de ella entre los 10 y los 16 años, que el hombre está libre y que ella le teme. Lo hizo después de que, supuestamente, la causa judicial prescribiera, sin avanzar, en los tribunales de Villa Cura Brochero.

Nada conseguí en la Justicia, solamente me volvieron a victimizar y ahora al menos quiero que se sepa, aunque me dé miedo”, expone la mujer, madre de una niña.

Hace unas semanas su caso, junto a otros dos de esta región, fue presentado por la Mesa de Derechos Humanos de Traslasierra como ejemplos de causas de abusos que “se pierden” o prescriben sin tratamiento en la Justicia.

EN LAS REDES

Hace 28 años fui abusada con acceso carnal por (nombra al acusado), mi tío y padrino. El abuso duró dos años; dos años muy difíciles porque yo estaba sola”, publicó Lucía el pasado 22 de febrero en su cuenta de Facebook. Y agregó, con letras grandes: “La primera vez que pude hablar sobre el abuso, mi padre no me creyó y mi madre se enojó conmigo. Otra vez me quedé callada…”.

Después de ese posteo, dos odontólogas del pueblo fueron a la casa del supuesto abusador a informarle que no lo atenderían más por ese antecedente. Fue entonces cuando el hombre se enteró que había sido denunciado y que su nombre “detonaba” en las redes sociales de la zona.

Lucía afirma que la Justicia nunca lo citó a declarar. La identidad no se detalla porque no hay imputaciones.

AÑOS DE ABUSOS

En diálogo con el diario La Voz, Lucía cuenta: “Los abusos fueron con acceso carnal entre los 10 y los 12 años; yo pasaba los fines de semana en la casa de mi abuela, que vivía con mi tío, soltero. Se supone que debían cuidar de mí”. Y agrega: “En esa casa mi abuela daba catequesis, iban muchas chicas de mi edad, por lo que no sería raro que haya otras víctimas”.

Con tono decidido, Lucía precisa: “Cuando dejé de ir a esa casa entré al secundario, fue ahí donde me di cuenta de que lo que vivía no era normal; me juré no hablar más del tema, pensando que podía borrar eso de mi vida, pero no sucedió”.

Lucía recuerda episodios de acoso y abuso que continuaron hasta sus 16 años. Cuando tenía 19, la joven reunió a toda su familia y contó todo. “Se enojaron, no me creyeron, empecé a sentir que yo era el problema, mi abuela me decía que la culpable era yo, que yo lo había provocado, y también que ella no se podía quedar sola, en caso de que mi tío fuese preso”, relata.

Cuando Lucía tenía 24 años, dio a luz a su única hija. “Ahí me di cuenta que yo estaba encubriendo al abusador, como lo hacía toda mi familia, y que yo formaba parte de ese clan enfermo. Entonces hice la denuncia”, detalla.

DENUNCIA PERDIDA

Era 2011 (hace 11 años) cuando –según asegura– hizo la denuncia en la Policía en Villa Dolores. Luego tuvo que repetir la narración de los hechos en una dependencia de Mina Clavero, y finalmente en los tribunales de Villa Cura Brochero, donde quedó radicada la causa.

Fue horrible, me costaba mucho revivir todo, yo me acordaba de todos los detalles, y tuve que contarlo tres veces; espero no tener que hacerlo más”, apunta.

Lucía aportó testigos, entre quienes estaban sus familiares. Hasta hoy no sabe qué declaró su propio padre. Cuenta que una prima suya habría dicho que también fue abusada por el mismo tío.

Años después, fue a averiguar qué pasaba con la causa en Tribunales: “En una semana no encontraron mi denuncia, tuve que contar todo de nuevo y me terminaron diciendo que podría hacer una denuncia por violencia familiar, para no cruzarme a mi tío; fue horrible, volví llorando y me dije que hasta ahí llegaba”.

Pasaron los años. Su abuela murió y su tío enfermó. Sus padres le dijeron que tenía que perdonar. “Otra vez volví a ser la mala”, acota.

Una abogada le sugirió denunciar al Estado por la inacción de la Justicia.

Lucía reparte el producto de sus emprendimientos de alfajores y cosmética natural, por lo que no es raro que se cruce en la calle con su denunciado, quien vive a pocas cuadras de su casa.

“A esta altura ni siquiera sé si quiero que él vaya preso; solamente quiero que se sepa que esto sucedió, y que sirva para que otras mujeres sepan que no vale nada hacer silencio”, asevera.

Y concluye: “Mi vida fue muy particular, nunca pude disfrutar de mi adolescencia, siempre viví mi sexualidad con miedo y represión, sintiendo que cualquier hombre que se me acercara era un abusador”.

“AÚN SE PUEDE INVESTIGAR”

Una fuente de los tribunales de Villa Cura Brochero respondió esta semana al diario La Voz: “No existe una sentencia de sobreseimiento por prescripción, la causa puede investigarse aún, ella (Lucía) puede ahora venir e incluso ampliar la denuncia con elementos que ha difundido, pero que no figuran en los expedientes”.

Y explicó: “Técnicamente, esa causa estaba prescripta desde su inicio, en 2011, porque los hechos se registran en 1998 y el plazo de prescripción era de 12 años. Después, en 2015, la norma cambió de acuerdo a la ley de género, y se decidió que no prescribieran estos delitos”.

La misma fuente, ligada a Tribunales, negó que la causa se hubiese extraviado. Pero confirmó que el denunciado nunca fue imputado. Nadie se explica en ese ámbito por qué tampoco fue notificado ni llamado a declarar. Se acotó, también, que no tiene antecedentes penales.

En 2011, el fiscal de esos tribunales era Juan José Libra, quien fue sucedido por Adriana Pereyra de Falivene. En 2019 asumió la actual fiscal, Analía Gallaratto.

LaVoz

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